La verdadera historia de Cato y Clove - Capítulo 27
Capítulo 27
Y abro los ojos.
La luz del sol me ciega pero
tras un rato adaptándome consigo ver con claridad. En el suelo, a mis pies, se
encuentra el tributo del 11 muerto atravesado por una lanza. No entiendo
absolutamente nada salvo que estoy viva, que aún estoy viva.
Busco a la persona que lo ha
matado y veo como Cato corre hasta llegar a mí. Me ha escuchado, lo ha hecho y
ha venido al rescate. Me ha salvado, lo ha hecho.
Cato llega hasta a mí, me
coge la cara entre sus manos y me mira, me mira de arriba a abajo buscando
algún síntoma de herida. Sus ojos azules se muestran llenos de preocupación y
miedo.
-
¿Estás bien? – me pregunta
mientras me sigue examinando - ¿tienes alguna herida? – sigue preguntando –
Pensé que no llegaba a tiempo – dice más aliviado.
-
Estoy bien Cato – le
respondo para tranquilizarlo – Ahora vámonos, no estamos seguros aquí – le digo
mientras le cojo de la mano y le arrastro conmigo.
Ninguno de los dos dice una
sola palabra en todo el trayecto ya que solamente estamos atentos a cualquier
ruido por si hay cerca algún tributo. Al final llegamos a la cueva donde
habíamos pasado la noche anterior. Al entrar dentro el sol desaparece y la
negrura de la noche nos invade. Se nota que los días son más cortos porque el
final se está acercando.
Nos miramos el uno al otro,
entendiéndonos simplemente con eso, con mirarnos. Dejamos nuestras mochilas en
el suelo y sacamos la poca comida que nos queda así como el único saco de
dormir. Parece que hoy va a ser una noche muy fría.
Me siento en el suelo y veo
como Cato hace lo mismo, sentándose junto a mí, a escasos milímetros de mí. Le
miro de reojo sin saber muy bien qué hacer cuando de repente una de sus manos
se posa sobre la mía que descansa sobre mi pierna, para después entrelazar
nuestros dedos. Ahora sí le miro esperando una respuesta pero él solo mira
hacia el horizonte.
Sé que está pensando, sé que
algo le pasa por su mente, lo sé porque le conozco o eso creo. Algo quiere
decirme pero no se atreve a hacerlo, así que aprieto levemente nuestras manos
dándole a entender que puede hablar. Cato me mira ante el gesto y una sonrisa
forzada que no llega a sus ojos me muestra. Espero paciente a que hable y
finalmente lo hace.
-
Clove – empieza
diciendo mientras me mira – yo… - pero su voz se entrecorta.
-
Está todo bien Cato,
estoy bien y vamos a volver a casa juntos – le hago una promesa.
-
Casi te pierdo hoy –
me dice y siento como su mano tiembla.
-
Si hubiera sido así
habría sido más fácil para ti volver a casa. Sólo quedarían dos tributos a los
que no te costaría nada matar. No me necesitas para eso – le respondo sincera
mientras suelto mi mano de su agarre.
-
No digas eso – me
reprocha mientras se arrodilla frente a mí y me coge ambas manos entre las
suyas – no podría ganar esto sin ti – me responde.
-
Ya, antes no era así
– le suelto de golpe y sé que no debería de haberlo hecho al observar su cara,
sabe que lo digo por Glimmer – Da igual, déjalo, no importa – contesto casi en
un susurro.
-
¿Has olvidado nuestra
última conversación antes de entrar a la arena? – me pregunta – ¿cuando
estábamos en la cama? – vuelve a preguntar.
Viajo hasta ese momento y
recuerdos sus palabras con claridad: Te
quiero Clove, siempre te he querido y te querré de aquí hasta el infinito y
vuelta. No lo olvides.
-
Y no lo he olvidado
Cato – le respondo sincera – pero me duele, todo esto me duele – le digo triste
y rota por dentro – me cuesta mucho odiarte, me cuesta mucho olvidarte, me
cuesta casi hasta respirar – le confieso.
-
Pues no lo hagas, no
hagas todo eso – me dice mientras me acaricia la mejilla – Recuerda lo que
dijimos, recuerda lo que sentimos, todo eso… todo eso fue real y es lo único
que importa. No se te puede olvidar.
-
¿Por qué Cato? ¿Por
qué? – le pregunto sin entender nada – No puedes pedirme eso y no explicarme
las cosas, yo… - intento decir pero me corta.
-
Las cosas tenían que
surgir así, tienen que ocurrir así. No había otra forma – me dice mientras
agacha la cabeza.
-
Siempre hay otra
forma – respondo mientras alzo su mirada con mi mano – siempre la hay – sigo
diciendo mientras junto nuestras frentes.
-
Nunca he jugado
contigo, sabes lo que siento y esos sentimientos nunca han cambiado – me dice susurrando.
-
Tú también sabes lo
que siento y a pesar de lo que me has hecho sufrir, aún sigo sintiendo lo mismo
– respondo en el mismo tono de voz.
Una sonrisa curva su cara
haciendo que yo también sonría. Poco a poco nos vamos acercando, mezclando
nuestras respiraciones, conectándonos, sintiéndonos, pero finalmente me separo.
-
No podemos – le digo
mientras me separo un poco aunque Cato me sostiene por la cintura sin darme
opción a alejarme más.
-
Lo sé – responde
acariciando mi mejilla.
Nos quedamos mirándonos,
diciéndonos con la mirada todo lo que no podemos hacer. Sus manos sobre mi
cintura acariciándome con sus dedos sobre mi piel y mis manos sobre sus brazos
agarrándolos, mostrándonos así todo lo que quisiéramos hacer pero no podemos.
Al final Cato se levanta y
se mete dentro del saco, dejando la cremallera abierta y un hueco en el saco.
-
Vamos a dormir – me
dice mientras me invita a entrar dentro del saco – tenemos que descansar.
-
¿Lo has sentido
verdad? – le pregunto mientras me meto en el saco y me acurruco junto a él.
-
Sí – me responde –
mañana será el final de los juegos – termina de decir mientras me da un beso en
el pelo.
-
¿Qué pasará? – le
pregunto mientras alzo la mirada para verle a los ojos ya que estaba apoyada en
su pecho.
-
No lo sé – me dice
con sinceridad mientras me acerca más a él – no lo sabremos hasta mañana y
ahora hay que descansar. Duerme un poco pequeña – termina por decir.
Me acurruco junto a él
mientras me abraza. Su mano pasa acariciando mi mejilla y me aparta el pelo de
la cara.
-
Te quiero Clove – me
dice al oído cuando se acerca a mí – no lo olvides – me dice mientras vuelve a
acomodarse.
-
Y yo a ti – respondo
en un pequeño susurro y Cato me abraza con fuerza dándome a entender que me ha
escuchado.
Y así, abrazamos, afrontamos
la última noche en los juegos, la última en la arena y puede que también de
nuestra vida. Y no puedo pedir pasar la última con otra persona que no sea
Cato, porque a pesar de todo le quiero. Siempre lo he hecho.
Espero que la suerte esté de nuestra parte, pienso antes de quedarme dormida entre los brazos del chico de ojos
azules.
Hola amores!!
Aquí tenéis un nuevo capítulo. Cada vez estoy más inspirada pero tengo que deciros que quedan tres capítulos y el epílogo. A ver que es lo que pasa en los siguientes capítulos. Espero que este os haya gustado. Poco a poco vamos conociendo más cosas que han pasado y en el próximo capítulo descubriremos el porqué de algunas cosas. Como siempre también espero vuestros comentarios.
Gracias por leer y comentar. Nos leemos la semana que viene.
Besos, María.
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