La verdadera historia de Cato y Clove - Capítulo 23
Capítulo 23 El claro de la mañana hace que me despierte. Me giro para poder ver a Cato dormir. No voy a mentir pero me encanta ver esa imagen por las mañanas. Al hacerlo me sorprendo al no verle. ¿Dónde estará? Está herido y no puede salir así por ahí fuera. ¡GONG! No, no, no. Me levanto rápidamente y salgo corriendo de la cueva. Alguien acaba de morir. Espero que no sea él, por favor que no sea él. A pesar de todo, no quiero perderle. No puedo. Corro y corro llamándole pero no obtengo ninguna respuesta. Me estoy desesperando y comienzo a hiperventilar. Esto es malo, muy malo. Me sudan las manos y de esta manera no puedo defenderme si alguien me ataca, los cuchillos no serían certeros. Sigo llamándole hasta que de repente me choco con alguien. Al levantar la vista le veo. Sus ojos me miran preocupados. No me contengo y salto a sus brazos para abrazarle. Cato me sostiene con fuerza y no deja que me caiga. Entre sus brazos intento relajarme