La verdadera historia de Cato y Clove - Capítulo 20
Capítulo 20
Narra Cato
Después de decirla aquellas
palabras vuelvo a mi sitio, me siento bajo el tronco donde estuvo haciendo
Clove la guardia y no puedo evitar dejar volar mis pensamientos.
Ella no puede mentirme, no
puede y sé que lo que ha visto la ha hecho daño. Lo sé porque yo en su lugar
también me habría hecho daño e incluso estallaría y estamparía a cualquiera que
se acercara a ella.
Si tan solo recordará
aquellas palabras que la dije anoche…
Todo sería más fácil…
Para que mentir, esto es una
gran putada, una de las grandes.
Cansado ya de estar haciendo
guardia y de pensar decido volver a echarme a dormir, no creo que nadie se
atreva a acercarse a nosotros. Me dirijo hasta mi saco de dormir y cuando llego
me paro.
Glimmer.
Giro mi cabeza y veo dormir
plácidamente a Clove. MI Clove.
¿De verdad voy a dormir con
ella teniéndola a ella a unos pasos de mí? ¿Incluso después de lo que pasamos
anoche? Sería un completo idiota.
Sé que Brutus me va a estar
maldiciendo en todos los idiomas posibles pero no puedo, no puedo hacerlo, hay
cosas que al corazón no se le puede engañar.
Narra Clove
Los rayos del sol me
despiertan, observo a mí alrededor y recuerdo en donde estoy, en la arena. Me
incorporo un poco pero no puedo, un brazo que rodea mi cintura me lo impide. Me
giro y me encuentro con una cabella rubia que se esconde dentro del saco de
dormir. El brazo que me rodea me aprieta más fuerte y me pega más hacia él.
Siento su respiración en la base de mi cuello y no puedo evitar sentir un
escalofrío al sentirle.
¿Qué se supone que está
haciendo? ¿Qué?
Cato se revuelve apretándome
más y más a él. Pasa uno de sus brazos por encima de mi cabeza llevándose tras
de sí el saco de dormir provocando que ambos quedemos ocultos para las cámaras.
Siento como posa sus labios
en mi brazo descubierto, dejando un beso húmedo allí. Después siento otro en mi
cuello haciéndome estremecer con sus besos.
-
Cato – susurro para
llamarle.
-
Shhh… - me responde –
no hables por favor – me sigue diciendo.
-
Pero… - le digo
mientras me giro para mirarle a la cara pero su dedo se pone en mis labios para
que me calle.
-
Disfruta de esto un
momento – susurra.
Me quedo mirándole mientras
él me acaricia la espalda con su mano. Sus ojos están cerrados disfrutando del
momento y aunque sigo enfadada con él, aunque este dolida, aunque ahora mismo
quiera odiarle… cierro los ojos y me dejo llevar por lo que estoy sintiendo,
por lo que me hace sentir.
De repente siento sus labios
junto a los míos, acorta la distancia y me besa, un beso dulce, un beso lleno
de amor.
-
Sé que no deberíamos
pero… - me susurra mientras deja de besarme – no puedo evitarlo.
-
No está bien Cato –
le respondo – Suéltame por favor – le suplico.
Cato abre los ojos y me
mira. Creo que se da cuenta de mi mirada, esa mirada dolida que sufre por lo
que está pasando, y por ese motivo, me suelta.
Acaricia mi mejilla con su
mano y se acerca a mi oído.
-
Sólo tienes que
acordarte Clove – me dice y tras esas palabras se levanta y se aleja de mí.
Otra vez esas palabras… ¿Qué
recuerde qué? ¿Cómo está jugando conmigo? ¿Qué narices quiere que recuerde?
El resto se levanta y veo
como Glimmer se lanza a los brazos de Cato y le da un beso en los labios. Y yo
solo aparto la mirada para no ver nada más, para no sufrir.
-
Buenos días Catito –
dice Glimmer.
-
Te he dicho mil veces
que no me llames así – le dice cortante Cato.
-
Lo siento – responde
Glimmer mientras le da un beso en la mejilla y después se va a ordenar la
mochila.
Cato me mira, su semblante
es serio, pero como siempre, su mirada no. Y no sé qué es lo que quiere decir.
-
Buenos días pequeña –
dice alguien detrás de mí y después deja un sonoro beso en mi mejilla.
-
Buenos días Marvel –
le respondo con una sonrisa cuando le veo.
-
¿Qué tal has dormido?
– me pregunta.
-
Bastante bien – le
respondo.
¡BUM!
Nos separamos tras el ruido
que acaba de sonar, ya que poco a poco nos hemos ido acercando más y más.
Miro a mi alrededor y me
fijo en que Cato ha tirado los cuchillos contras una roca y han hecho ese
ruido.
Me fijo muy bien y le veo
que está enfadado, mucho, está furioso.
¿Por qué?
Llevamos bastante tiempo
buscando al resto de los tributos para acabar con ellos pero no los
encontramos. Están muy bien escondidos.
-
No tenéis de repente
mucho calor – hablo en voz alta para que me escuchen todos.
-
Sí – responde Peeta.
-
Hay que tener
cuidado, no sabemos qué es lo que nos depara – responde Cato y Glimmer asiente
como si hubiera dicho algo magnifico.
¡Será idiota!
Os estaréis preguntando que
hace Peeta aquí, el chico enamorado del districto 12. Pues resulta que el muy
idiota nos está guiando hasta el escondite de su queridísima Katniss, su
amorcito. Veo que no la quiere tanto como dijo si ahora la está vendiendo. Pero
bueno… no le culpo, es lo que hace la supervivencia. Mientras nos sea de
utilidad seguirá vivo, aunque Cato quiere matarle ya, dice que es un mentiroso
y un cobarde, aunque a mí personalmente me cae muy bien, por lo que soy la
única que le da conversación. Puede que eso sea uno de los motivos por los
cuales ni a Cato y a Marvel les gusta, porque paso bastante tiempo con él.
De repente nos topamos con
unas gigantescas llamas que cubren todo el bosque frente a nosotros. Nos
alejamos tanto como podemos de las llamas y nos quedamos en el río, ya que las
llamas soltaban bolas de fuego y tuvimos que salir corriendo de allí, si no
queríamos ser abrasados.
Mientras nos refrescamos en
el agua, observamos una figura a lo lejos. Es la chica del 12.
-
¡Allí está! – grita
Glimmer.
-
¡Es mía! – grita esta
vez Cato.
Todos echamos a correr tras
ellas. Miro a mi derecha y veo a Peeta. No está muy contento de que hayamos
dado con ella y en parte le entiendo.
La chica del 12 se sube a un
árbol y Glimmer intenta derribarla con el arco y las flechas, pero es tan mala
que ni siquiera se acerca un poco a darla. Cato desesperado, decide trepar por
el árbol. Posa mal un pie y acaba en el suelo, la chica del 12 se ríe.
-
No te preocupes – le
digo a Cato.
-
No me digas que no me
preocupe – me responde Cato borde.
Su mirada me fulmina y yo
instintivamente retrocedo unos pasos, hasta que siento unos brazos que me
rodean y me apartan de él.
-
Cálmate Cato – dice
Marvel mientras sigue sosteniendo mi cintura.
Cato nos recorre con la
mirada y observa la manera en la que Marvel me tiene agarrada. Si las miradas
matasen… Marvel ya estaría muerto y enterrado.
-
Acamparemos aquí,
tendrá que bajar en cualquier momento – dice Peeta mientras interrumpe la
batalla de miradas de Cato y Marvel.
Cato asiente y se aleja de nosotros,
supongo que en busca de troncos para hacer el fuego.
-
¿Estás bien? – me
pregunta Marvel, pasando una de sus manos por mi mejilla para acariciarla.
-
Si estoy bien,
gracias – le sonrío y él me devuelve la sonrisa.
Marvel me abraza y en ese
instante se oye un ruido. Me giro y es Cato, que ha lanzado los troncos que ha
encontrado y que ahora nos observa. Nuestras miradas se cruzan, una mirada
helada.
Aparto la mirada y voy a
sentarme junto a Peeta. Él me mira y sé que me está entendiendo, cómo si
conociera lo que siento y pienso.
-
¿Cómo estás? – me pregunta
mientras su mirada y la mía detrás, se dirigen a Cato quien está hablando
animadamente con Glimmer.
-
Yo podría hacer la
misma pregunta – le digo mientras miro hacia arriba, donde se encuentra
Katniss.
-
Yo estoy bien – me responde.
-
No te lo crees ni tú –
le respondo – sé lo que intentas hacer.
Peeta me mira asombrado y un
poco asustado.
-
Tranquilo – le digo –
no diré nada.
-
¿Por qué? – me pregunta
sorprendido.
-
Porque yo también haría
lo que fuera por intentar ayudar o incluso salvar a alguien que me importa – le
respondo en un susurro.
Peeta se acerca y posa una
mano sobre mi rodilla, un gesto simple, pero un gesto lleno de complicidad, de
entendimiento.
Al cabo de un rato salgo a
dar una vuelta por los alrededores, el motivo, ni Cato ni Marvel están, hace
tiempo que han desaparecido. Ando y ando hasta que escucho unas voces. Me
acerco con cuidado por si acaso es algún tributo.
-
Te lo advierto Marvel
– dice una voz, una voz que reconocería en cualquier lugar – Aléjate de ella.
-
Tú no eres nadie para
decirme lo que tengo que hacer – le responde Marvel – Además que más te da Cato,
tú estás con Glimmer, deja más para los demás.
-
Ni si te ocurra
tocarla un pelo – dice Cato mientras le coge del cuello y le estampa contra el
tronco de un árbol – ella no es ningún juguete.
-
Tú puedes divertirte
con Glimmer, ¿por qué yo no puedo? – le pregunta – puede que sean nuestros
últimos días, habrá que disfrutarlos un poco – sigue diciendo.
-
Pues búscate a otra –
le responde Cato borde.
-
Noooo…. – dice Marvel
– ya lo entiendo todo – dice mientras se ríe.
-
¿Qué entiendes? – le pregunta
Cato sin entender nada y yo me encuentro igual.
-
A ti te gusta ella –
afirma tranquilamente.
Siento desde donde estoy
como todos los músculos de Cato se tensan, está furioso, mucho.
-
Es mi compañera de
distrito, hemos entrenado juntos, no voy a dejar que un imbécil como tú la distraiga
de su objetivo – dice tranquilamente – ella ha venido a ganar.
-
¿No sería mejor para
ti? Sería una persona menos a la que matar – dice Marvel.
-
Ya, el problema es
que si no gano yo, que lo dudo porque ganaré, será ella quien gane, y voy a
encargarme de ello – dice Cato – así que más te vale alejarte de ella, porque
ya no te partiré la cara como ahora sino que yo mismo te mataré.
Cato suelta a Marvel y este
último se va. Cato le da un golpe al árbol y pega un grito de frustración.
Salgo de mi escondite y me
acerco lentamente hasta él. Se da la vuelta y me mira sorprendido. Pero ya
somos dos sorprendidos.
¿Qué se supone que está
haciendo? ¿Qué está pasando?
Cato se acerca más a mí,
intenta agarrar mi mano, pero la retiro antes de que pueda atraparla.
-
No tienes ningún
derecho – le digo seria.
-
Clove… - intenta
decir Cato.
-
No – le corto seca –
se acabo Cato, se acabo – le digo.
-
¿El qué se ha
acabado? – pregunta intentando entender lo que quiero decirle.
-
Todo, se acabo todo –
le respondo mientras unas lágrimas recorren mi cara.
-
Clove, por favor… -
intenta acercarse a mí al entender lo que quiero decir.
-
No, por favor Cato –
le digo mientras le doy una última mirada y me marcho.
Me alejo de él. Me alejo y
cuando estoy lo suficientemente lejos de él y del campamento improvisado, me
siento en el suelo apoyándome en el tronco de un árbol. Me quito la chaqueta y
escondo mi cara dentro de ella.
Y lloro, lloro como nunca
antes lo había hecho.
No tiene ningún derecho a
decidir por mi vida, no tiene.
Ya no es solo que esté con
Glimmer en eso que se suponga que tenga con ella, ya no es solo lo que se
supone que tengamos. Es todo.
Él quiere ganar, acaba de
dejarlo claro.
Y yo… Ni siquiera ha
pensando en mí.
Y yo que voy a dar mi vida
para que él se salve y él ni siquiera lo sabe.
Aquí se ve el amor que
siente uno por el otro. Él quiere ganar y yo solo pienso en que no puedo vivir
sin que él esté en mi vida.
El amor es una mierda.
Hola amores!!!
Aquí tenéis un nuevo capítulo!! Espero que os haya gustado. ¿Qué creéis que va a pasar a continuación? ¿Qué pasará con Cato y Clove?
Como siempre espero vuestros comentarios con lo que os ha parecido.
Gracias por leer y comentar.
Besos, María.
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