La verdadera historia de Cato y Clove - Epílogo
EPÍLOGO Mantengo los ojos cerrados un poco más, esperando a que un rayo de sol, la brisa, el sonido del agua o sentir la hierba bajo mí para saber que sigo en la arena, que Peeta, que Cato están vivos. Pero en vez de eso me encuentro con una temperatura normal, ningún rayo de sol me despierta y unas sabanas tapan mi cuerpo. Abro los ojos y miro mi alrededor, estoy en el cuarto del edificio donde estaba antes de ir a los juegos, en la planta dos. Llevo puesta una camisa y pantalones cortos vaqueros, no tengo ganas de levantarme pero necesito saber que pasa, qué es lo que ha pasado. Me levanto y voy al salón para encontrarme con Brutus, Enobaria y Annia. Cuando me ven se levantan. - No – digo antes de que hagan cualquier cosa – no quiero aplausos, ni chillidos, ni felicitaciones – digo con la voz ahogada – no he ganado nada – vuelvo a decir – más bien lo he perdido todo – susurro para mí misma. Todos se miran y Annia se acerca a mí con los brazos abi