La verdadera historia de Cato y Clove - Capítulo 14
Capítulo 14
Acababa de salir de la prueba sin saber muy bien si a los
vigilantes les había gustado, pero aún sí, lo hecho, hecho estaba. Solo espero
tener al menos una buena nota donde Enobaria pueda trabajar para mandarme
regalos cuando este dentro de la arena.
No espero a que Cato salga de su prueba y me subo al piso
seguidamente. Cuando llego todos los presentes me preguntan cómo me ha ido,
pero les ignoro. Ando hasta mi cuarto y tras cerrar la puerta me tiro en la
cama para intentar descansar un rato.
Al rato siento unos golpes en mi puerta, es Annia. Quiere
que me levante y vaya a cenar para después ver los resultados de las
puntuaciones. Al llegar al comedor están todos sentados y me siento en el único
asiento libre, justo enfrente de Cato. No tengo muchas ganas de cenar ni de
conversar, así que me dedico a darle vueltas a mi ensalada de pasta y a
mantener mi vista fija en ella, dando a entender a los demás que no quiero
hablar con nadie.
Cuando acabamos de cenar no sentamos todos juntos en el gran
sofá. A mi izquierda se sienta Enobaria quien me lanza una sonrisa para
tranquilizarme, aunque con los dientes afilados que se cambio quirúrgicamente,
parece más una sonrisa diabólica que cualquier otra cosa, aún así se lo
agradezco. Y para mi desgracia, a mi lado derecho se sienta Cato. Se sienta y
me mira a los ojos unos instantes, unos ojos azules llenos de preocupación,
pero ruedo los ojos y me centro en la pantalla de televisión que tenemos
enfrente.
No sé a qué viene ahora que se preocupe por mí, que quiera
preguntarme. ¡Qué le den un poco! No
quiero que juegue conmigo, por más que le quiera, por más que quiera estar con
él, no necesito sufrir. Porque un día me besa, al otro no me habla y coquetea
con Glimmer.
De repente la pantalla se enciende con el símbolo del
Capitolio y comienzan con las puntuaciones. Saldrán desde el distrito 1 hacia
delante, comenzando primero con los chicos y después con las chicas. La
puntación más baja es un 1 y la más alta un 12. Ningún tributo ha conseguido el
11 y el 12.
La primera imagen que aparece es Marvel con 10. Me alegro
mucho por él y Cato al ver que sonrío aprieta los puños y se remueve en el
asiento. La siguiente en aparecer es Glimmer, un 9. ¿Un 9? ¡Pero si es una
inútil! Sin mucho tiempo de espera aparece la foto de Cato, un 10. Todos los
presentes le felicitan por su buena nota. Ahora me toca a mí y siento que voy a
tener un 0, el primero de toda la historia de los juegos. Aparece mi foto y a
su lado un 10. ¡Un 10! No me lo puedo creer. Enobaria me abraza. Con esta nota
podré tener patrocinadores durante los juegos, seré una de las favoritas.
El resto de tributos no merece mencionarlos hasta que
llegamos al distrito 12, donde la chica, Katniss, consigue un 11, proclamándose
así el tributo con más nota en todos los juegos. No sé que habrá hecho, pero sí
que tengo claro que es una de mis prioridades, tengo que acabar con ella, para
poder seguir con mi plan.
Cato le da patadas a todo lo que encuentra, está enfadado
muy enfadado. Yo le ignoro y me voy a mi cuarto. Mañana es nuestro día libre,
en el que cada tributo tiene que prepararse las entrevistas que se realizaran
para todo Panem.
Para estar en donde estoy duermo bastante bien. Por la
mañana me toca sesión con Annia. Todo lo relacionado con la moda, protocolos
para hablar, para sentarse, andar en tacones. Como en la Academia en el
distrito 2 tenía una asignatura de protocolo, la sesión dura poco. Así que el
tiempo libre que me queda me voy a la azotea para mirar la ciudad. Después de
comer me dirijo al salón donde se encuentra Enobaria. Con ella buscamos varias
estrategias para poder conquistar a los habitantes del Capitolio, al mismo tiempo
que mostrarme segura y capaz de ganar los juegos.
Al llegar la noche, me remuevo una y otra vez en la cama sin
poder dormir. Así que me levanto y voy al comedor a por un vaso de agua. Cuando
llego allí me encuentro con una figura sentada mirando por el gran ventanal que
da a las calles del Capitolio. Me acerco sin hacer ruido aunque se quien está
sentado, su cabellera rubia le delata.
-
¿Tú tampoco puedes dormir? – le susurro al oído
para no despertar al resto.
Cato se sobre salta y noto que se le eriza el bello de la
nuca. Se gira poco a poco, aunque creo que ya sabe que soy yo.
-
No y por lo que veo tu tampoco – me dice también
susurrando.
-
¿Puedo sentarme? – le pregunto mientras observo
que se vuelve para mirar por el gran ventanal.
-
Si – me contesta sin mirarme.
Estamos unos cuantos minutos mirando las calles de la
capital, unos minutos en silencio pero que para nada son incómodos, sino que
disfrutamos de la compañía del otro. Al cabo de un rato, siento que Cato se
acerca más a mí, me mira y me coge la mano. No la suelto pero me giro para
mirarle sin entender absolutamente nada de lo que está pasando.
Veo que su mirada azulina pasa de mis ojos a mis labios. Y
sin previo aviso, me besa. Coloca sus manos mientras en mis mejillas y
profundiza el beso. Un beso en el que no opongo resistencia a pesar de saber
que está mal, pero es algo inevitable, le necesito como el aire para respirar.
Después de ese beso, nos volvemos a quedar en silencio, pero
esta vez reposo mi cabeza en su hombro, él pasa su brazo por mi cintura y la otra
agarra sus manos. Y de esta manera me quedo dormida, en su regazo.
De repente siento que alguien me mueve, que estoy en el
aire, que unos brazos fuertes me sostienen. Me dejan suavemente sobre el
colchón de mi cama, me arropan y me dan un beso en la frente.
-
Recuerda, que pase lo que pase, veas lo que
veas, yo siempre te voy a querer, pequeña – me susurran.
La puerta se cierra y me doy cuenta de que ha sido Cato.
Sonrío como una boba enamorada, porque sí, lo estoy. Mañana ya tendré tiempo de
averiguar porque me ha dicho eso, ahora solo quiero que Morfeo venga para
llevarme a unos dulces sueños.
Pero de lo que no estaba preparada era para los
acontecimientos que iban a ocurrir al día siguiente. No para eso una no está
nunca preparada.
Hola amores!!!
Aquí tenéis un nuevo capítulo, espero que os haya gustado, y también espero vuestros comentarios. Siento un poco el retraso, pero ya sabéis que en cuanto puedo me pongo a escribir y subo.
Gracias por esperar y sobre todo por leer.
Un beso, María.
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