La verdadera historia de Cato y Clove - Capítulo 12
Capítulo 12:
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Lo que me pasa… lo que me pasa eres tú – me
contesta muy cerca de mi rostro, de mis labios…
Mis ojos se sienten atrapados por los suyos, por ese océano
tan profundo e intenso.
Siento que poco a poco se va a acercando, cada vez más cerca
de besarme. Y por inercia yo también me voy acercando. Es como si fuera un imán
que atrae.
Cierro los ojos esperando ese momento, el momento en el que
vuelvan a juntarse nuestros labios, pero no llega…
Abro los ojos y le veo que se ha separado de mí.
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No puedo… - dice con la voz rota y llena de
dolor.
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¿Qué no puedes? – le pregunto sin saber a lo que
se refiere.
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No puedo besarte, esto no está bien – me dice
mirándome esta vez a los ojos.
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No lo entiendo, ¿qué tiene esto de malo? ¿qué es
lo que te asusta? ¿lo qué te aleja de mí? – le pregunto mientras me voy
acercando a Cato.
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No quiero hacerte daño – me dice mientras me
toma de las manos y las entrelaza entre las suyas – no soportaría hacerte daño.
Lo mejor es alejarnos.
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Y si lo mejor es olvidarnos, ¿qué ha pasado hace
un rato? ¿por qué viniste aquí? No lo entiendo Cato – le digo mientras le miro
a los ojos intentado que vea que necesito que sea sincero conmigo.
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No me gusta Marvel, veo clara sus intenciones y
no le quiero cerca de ti – me dice tensándose.
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¿Estás celoso? – le pregunto afirmando con una
sonrisa en mi boca.
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No, no lo estoy – me dice enfadado y soltándome
las manos.
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Lo estás. Sé que no quieres hacerme daño y lo
entiendo. Hemos venido a sobrevivir pero no puedes reprocharme nada. No somos
nada.
Cato se da la vuelta y me mira. Así nos quedamos unos
minutos observándonos. Mirando en el interior de nosotros.
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Lo sé, sé que no puedo hacerlo pero es
inevitable. Tú eres mía – me dice mientras se vuelve a pegar a mí y me da un
beso en la frente.
No puedo evitarlo y rodeo su cuello con mis brazos y le
abrazo fuerte. Huelo su perfume y me quedo allí en el hueco de su cuello
absorbiendo esta sensación, la sensación que me producen sus brazos alrededor
de mi cintura, sus labios rozando la curvatura de mi cuello y su respiración
provocando que se me erice la piel.
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Te quiero Cato, no lo olvides. Y te querré de aquí hasta el infinito – le susurro en su
oído.
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Te quiero Clove, siempre te he querido y te
querré de aquí hasta el infinito y vuelta – me dice al oído.
Con una sonrisa dibujada me separo de él. Coloco mis manos
en sus mejillas y mirándole a ese mar que son sus ojos, le beso. Le beso con
ganas, saboreando cada milímetro de su boca porque puede ser que sea la última
vez que lo haga.
Al separarme no puedo evitar que una lágrima surque mi cara.
Cato alza la mano y con una delicadeza que pocas veces veo me la quita de mi
mejilla. Me mira y me vuelve a dar un beso, pero esta vez uno corto pero lleno
de amor.
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No lo olvides – me dice a los ojos.
Y de esta manera desaparece por la puerta del edificio y me
quedo sola en la azotea. Sola pensando en que va a pasar a continuación. En el
futuro que nos deparará.
Narra Cato:
No puedo dejar de pensar en ella, en sus ojos, en sus besos,
en nada que no sea ella.
Estoy en el ascensor de vuelta a nuestro piso y mi mente no
hace más que pensar una y otra vez en la conversación que acabamos de tener. Y
ahora estoy más seguro de la decisión
que he tomado.
He sentido celos cuando la he visto así de a gusto con
Marvel, ella es mía y solo mía. Suena un poco egoísta pero es así. Sé que ella
tiene todo el derecho porque la dejé, pero no puedo evitarlo.
Llego al piso y me dispongo a buscar a Brutus, necesito
hablar con él, decirle que el plan sigue en marcha y que no me voy a echar
atrás.
Toco en la puerta de su habitación y entro. Recostado en su
cama se encuentra mi mentor.
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¿Cato que ocurre? – me pregunta Brutus
sorprendido por mi presencia.
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El plan sigue en juego – le contesto mientras
cierro la puerta de la habitación.
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¿Estás seguro de que es lo que quieres hacer? No
habrá vuelta atrás – me dice.
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No quiero que sufra – le contesto mientras me
siento en la cama.
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Ella es más fuerte de lo que te piensas – me
contesta.
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Aún así para mí es una chica frágil – le digo
mirando al suelo.
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¿Y tú vas a ser capaz de hacer lo que tienes en
mente? – me pregunta.
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Estoy dispuesto a todo y mucho más por ella – le
contesto seguro de mis palabras.
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Está bien, si esto es lo que quieres, adelante –
me dice mientras se levanta de la cama.
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Daría mi vida por ella sin lugar a duda.
Me levanto de su cama y me dirijo a la puerta y antes de
salir me giro y le pregunto:
-
¿Me prometes que harás todo lo posible por
sacarla de la arena? – le suplico.
-
Cato…
-
Por favor, necesito saber que cuando muera,
harás lo posible por sacarla. Tiene que ser la vencedora y volver a casa – le
digo en un tono triste y suplicante.
-
Así lo haré Cato, lo prometo – me contesta
resignado sabiendo que no puede hacer nada por cambiar mi decisión.
Hola amores!!!
Siento mucho la tardanza, espero que puedan perdonarme, pero entre la Universidad, las prácticas y el trabajo me ha sido imposible ponerme a escribir.
Espero que os haya gustado el capítulo y que comentéis lo que os ha parecido.
Gracias por leer y por ser pacientes.
Nos veremos pronto!!
Besos, María.
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