La verdadera historia de Cato y Clove - Capítulo 9
Capítulo 9
Unos rayos de sol me despiertan. Miro a mi alrededor y
recuerdo en donde estoy, a donde voy y el destino que me espera. Vivir o morir.
Giro la cabeza y me encuentro con unos ojos que me gustan tanto.
-
¿Cuánto tiempo llevas despierto? – le pregunto a
Cato soñolienta.
-
Hace un rato, pero quería verte dormir – me dice
mientras me sonríe y me da un cálido beso.
-
Podías haberme despertado – le digo.
-
No quería, estabas muy mona durmiendo – me dice
y yo me sonrojo.
Me acerco más a él, le beso y me acurruco en su pecho. Y
allí con el sonido de nuestras respiraciones nos quedamos. Al cabo de un rato
Cato se separa y me mira. Y no sé porque pero las cosas no van a ir muy bien.
-
Clove tenemos que hablar – me dice serio.
-
Lose – le contesto bajito.
-
No me voy a ir por rodeos. Quiero dejarte las
cosas claras desde ahora para que luego
no me vengas diciendo que no te lo advertí – me dice.
-
Cato me estas
asustando ¿quieres decírmelo ya? – le corto porque me estoy poniendo
nerviosa.
-
No me dejas terminar. Esto que tenemos tú y yo
no significa nada para mí. Simplemente
eres una diversión y ahora mismo no puedo tener ninguna distracción y tú
lo eres para mí – me dice mirándome a los ojos – Así que quiero tenerte lo más
lejos posible. Seremos aliados en la arena porque tenemos que serlo y
compañeros pero nada más ¿me has entendido Clove? – me pregunta.
Me quedo en shock, no puedo creerme lo que me está diciendo.
He sido una mera distracción para él, no significo nada.
-
¿Clove me has escuchado? – me insiste.
-
Yo… - no puedo contestar nada, no me salen las
palabras, no quiero creerlo.
-
¿Clove? – me dice Cato.
-
Todo lo que me has dicho, todos esos te quiero
eran mentira ¿no? – le digo mientras mis lágrimas aparecen por mi rostro.
-
Así es – me dice mirando indiferentemente.
-
¿Me quieres? – le pregunto desesperada por
entender.
-
No – me contesta mirando al suelo.
Le cojo la cara con mis manos y le giro para que me mire.
Cato intenta resistirse pero al final se deja llevar.
-
Mírame a los ojos y dime que no me quieres – le
digo llorando sin poder contenerme más.
Pasan unos segundos que a mí se me hacen eternos. Creo que
está dudando en que contestarme o no lose, pero este silencio me mata. Le miro
dando a entender que me conteste ya porque no voy a aguantar mucho más.
-
No te quiero – me dice mirándome a los ojos.
Y es en ese momento donde mi mundo se derrumba, ahora sé que nunca me ha querido, que era un
juego para él y mis lágrimas salen descontroladas. Miro a sus ojos intentando
ver que me ha mentido, que solo es una broma, algo que me diga que siente algo
por mí, pero no lo encuentro, solo veo una mirada fría, sin emociones.
-
¡Vete! – le grito - ¡Vete de mi habitación, no
quiero verte en mi vida, te odio! – le grito enfadada, dolida, mientras le
empujo para que se levante.
No paro de llorar, es demasiado. Llega a la puerta se gira
para verme, abre la puerta y se marcha. Me tumbo en la cama y sigo llorando sin
parar.
Ahora mismo mi corazón está roto y eso solo quiere decir que
he sido una idiota, al final he caído en su juego y me he enamorado de él.
Al cabo de un rato alguien golpea la puerta de mi
habitación.
-
Despierta Clove, vamos a llegar ya al Capitolio
– me dice Annia.
-
Enseguida voy – le contesto sin ganas.
Me levanto de la cama y me dirijo al espejo del cuarto y me
miro. Hoy es un día muy importante. No puedo dejar que me vean así, débil,
tengo que ser fuerte y seguir a delante. Así que me voy al armario saco un
vestido rosa palo y me dirijo al baño. Entro en la ducha y allí bajo el agua me
desprendo de mi dolor, de mis lágrimas, de todo lo que ha pasado, de su
fragancia, de él, de Cato.
Me acabo de arreglar y salgo de la habitación en dirección
al comedor. Allí ya están desayunando todos e incluso él. Allí estaba sentado
tranquilamente comiéndose una tostada. De repente alza la mirada y me mira, yo
solamente puedo apartar la mirada. Me siento al lado de Enobaria y enfrente de
Cato. Cojo una tostada y me dispongo a desayunar tranquilamente.
-
Cuando lleguéis al Capitolio os llevarán a la
sala de preparación. Tenéis que hacer lo que ellos os digan, no os opongáis a
nada – dice Enobaria.
-
De acuerdo – contesto.
-
Cuando salgáis cabeza alta, que nadie vea
vuestras debilidades – dice ahora Brutus.
-
Eso no hay problema – contesta esta vez Cato.
- Ya estamos llegando – interrumpe Annia.
Corro a la ventana y observo el paisaje que aparece ante mí.
Veo de reojo que Cato también se acerca y los dos contemplamos la vista del
Capitolio. No me la imaginaba así, tan majestuosa como se ve. Cada vez nos
vamos a cercando más al final de la vías y por consiguiente a la estacón.
El tren frena y nos dirigimos todos a la puerta.
-
Recordad, sonreír – dice Annia.
Salimos y los flashes de las cámaras me ciegan. Una multitud
de periodistas y ciudadanos del Capitolio se aglomeran en la estación y
vitorean nuestros nombres. Levanto la cabeza y pongo mi sonrisa ensayada, simpática
pero a la vez mortífera. Nos metemos como podemos en los coches y llegamos al
edificio de entrenamiento donde pasaremos nuestros últimos días.
Al entrar en el edificio nos llevan a la planta de preparación
donde nos separamos y cada uno entro en una sala diferente. Allí se encontraban
tres personas diferentes, dos chicas y un chico. Supongo que serán mi equipo de
preparación.
-
Es muy bajita – dice la que tiene el pelo rosa.
-
Se puede arreglar con unos tacones – dice la de pelo
naranja.
-
No las hagas caso para mi eres preciosa – me dice
el chico – Yo soy Elron y ellas son Alia, la de pelo rosa, y Sia, la de pelo
naranja. Vamos a ser tu equipo de preparación. Tenemos que dejarte lista para Cloe,
tu estilista.
Me llevan a una mesa larga y me quitan mi vestido. Me ponen
una bata y me tumbo en la mesa. Se pasan horas depilándome, arreglándome las
cejas, el pelo, las imperfecciones, todo. Los oigo hablar todo el rato sobre
los tributos y quien puede ser el ganador. No lo soporto más y desconecto.
Después se van cuando me dejan lista. Al cabo de un rato aparece mi estilista
Cloe. Es todo lo contrario a los habitantes del Capitolio, es morena con el
pelo ondulado, viste de manera correcta para la moda capitolense. Lo único
extravagante es la raya dorada en sus ojos.
Nos sentamos y nos vamos conociendo un poco. Me explica de
que vamos a salir en el desfile de tributos. Todos los años se realiza este
desfile en el que los tributos somos disfrazados sobre algún tema
representativo de nuestro distritito. Nos paseamos por la calle principal en
unos carromatos tirados por los caballos. Es nuestra primera aparición pública
después de las cosechas. Es muy importante la impresión que des, ya que a raíz
de eso un tributo tiene más patrocinadores que otros, y es muy importante tener
muchos para cuando vayamos a la arena. Los del distrito dos no solemos tener
mucha dificultad para conseguir puesto que somos de los favoritos.
Cloe me acaba de vestir, voy de gladiador, un guerrero de la
antigua civilización, antes de que surgiera Panem. Mi traje está compuesto
por un vestido dorado, corto por delante
y largo por detrás. Según Cloe parezco una diosa griega. Me maquilla con una
sombra negra para que no se pierda mi frialdad, para que intimide más. El pelo
me lo dejan suelto y me le ondulan haciendo que parezca una melena indomable,
como soy yo.
Salgo de la sala y nos dirigimos al establo. Allí están ya
Brutus y Enobaria. Y cerca del carromato en el que me tengo que subir esta Cato
de espaldas. Observo su atuendo y veo que él sí que va vestido como todo un
gladiador. Armadura que se ajusta a su ancha espalda, con la falda típica que
llevan, todo ello dorado como mi vestido. La verdad es que me deleito bastante viéndole.
Hay que reconocer que está bueno. ¿Pero qué narices estoy pensando? Me ha
mentido, me ha usado… Clove deja de decir gilipolleces.
Me voy acercando a él y al cambiar de ángulo observo que
está hablando con alguien. Una chica rubia, la típica Barbie. Me fijo más y
observo que está coqueteando con Cato y que él no hace ningún ademán de alejarse ni nada, sino que la sigue el juego.
En ese momento se me pasan muchas emociones pero hay dos que
destacan sobre el resto, la furia y el dolor.
La chica, que resulta ser el tributo femenino del distrito
uno, le da un beso en la mejilla y se va a su posición, ya que en nada vamos a
comenzar.
Ahí se me parte el corazón en dos, siento como se rompe en
mil pedazos. Cato se gira y me ve, y se muestra sorprendido. Me recorre de
arriba a abajo sin ningún miramiento. Pero yo solo le puedo mirar con tristeza
en mis ojos. Me acerco a él.
Respira Clove, tranquila, no muestres tus sentimientos, sé
fuerte. Él es quien te mintió y usó, que
le den aunque duela.
Narra Cato
Cuando Glimmer se marcha, la chica del distrito uno, me giro
y veo a Clove. Me quedo sorprendido porque por su expresión sé que ha visto que
he tonteado con ella. Pero ya no estamos juntos y no me puede recriminar nada.
Bueno, si llegamos a ser algo alguna vez.
-
Estas preciosa – le digo cuando se acerca porque
la verdad es que está hermosa, más hermosa que nunca.
-
Gracias, tú igual – me dice con frialdad.
La tiendo la mano para ayudarla a subir pero me la rechaza.
Y la entiendo, he sido un capullo y sé que está dolida. Pero es lo mejor para
los dos.
O eso creo.
Hola amores!!!!
Aquí tenéis un nuevo capítulo, espero que os guste. Espero poder subir otro la semana que viene y así no haceros esperar tanto.
Gracias por leer y espero vuestros comentarios.
Besos, María.
ya lo encontré XD jajaja
ResponderEliminarjajaja bien!!!
Eliminares preciosa
ResponderEliminarMe alegro de que te guste. Gracias por leer
Eliminardenada mujer , si es que no puedo aguantar sin leerla XD
ResponderEliminarJajaja hoy tendrás nuevo capítulo
Eliminarbiennnnnn !!!
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