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Mostrando entradas de febrero, 2018

La verdadera historia de Cato y Clove - Capítulo 19

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Capítulo 19 En cuanto suena el gong corro lo más rápido que puedo. Llego de las primeras a la cornucopia y allí me agencio de un kit de cuchillos. En cuanto los tengo no dudo en usarlos. Lanzo uno de mis cuchillos e impacta en el chico del districto 10. No me detengo y sigo lanzando mis cuchillos, llegando a matar a otras dos personas. Un poco más alejada de dónde me encuentro veo a la chica del distrito 12 y no dudo ni un momento y lanzo mi cuchillo, que ella interceda con la mochila que acaba de coger. Sale corriendo y mi intención es hacerlo salvo por unas manos que me agarran. Me giro enfadada por no dejarme seguir. La persona que me tiene agarrada hace que me gire y le mire. Mis ojos se topan con los de Marvel. Frunzo el ceño y él me devuelve una sonrisa ladeada.          -           Ahora no Clove, ya tendremos tiempo de matarla, tenemos que organizarnos y ver que hacemos a continuación – me dice.            -           Está bien – le contesto sin ganas.

La verdadera historia de Cato y Clove - Capítulo 18

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Los rayos de sol entran por la habitación haciendo que abra poco a poco los ojos. Mientras me despierto siento unas manos acariciando mi espalda y en mi cara se dibuja una sonrisa tonta. Tonta, sí, porque por mi mente comienza a llenarse de imágenes, de instantes que sucedieron a noche y no puedo evitar sentirme feliz. Me giro un poco y abrazo con fuerza el cuerpo que tengo a mi lado, ese cuerpo cálido que anoche me hizo enloquecer y que cada vez que su piel roza la mía me estremezco. Miro a Cato quién se encuentra mirando al techo pensativo. Sus brazos instintivamente me aprietan más contra él y no puedo evitar darle un beso en el hueco del cuello. Se gira sobresaltado y me mira a los ojos. Cuando lo hace en su cara se dibuja la sonrisa más bonita y radiante que nunca le he visto. Mi corazón empieza a latir con fuerza.         -           Buenos días peque – me dice mientras me da un beso en el pelo.         -           Buenos días – le respondo mientras me acurru